Francia, Córcega, Cerdeña y Castellón de la Plana
(del 12/08/12 al 19/10/12; 13500 km)
Buenas a todos,
Luego del maratón de encuentros y comilonas
con la familia y los amigos, deseosos de escuchar de viva voz nuestra aventura,
el 12 de agosto pasado, después de pasar seis semanas en Bretaña, reiniciamos la
segunda gran etapa de nuestro VagaMondo viaje.
En camino hacia el sur de Francia y para
comenzar, unas cuantas lluvias, uno o dos trenes hasta el tope, una ciclo-ruta cerrada
por prevención anti-incendio en la región de Burdeos, otros dos casos de
incendio en las cercanías de los lugares donde hospedábamos, una dolorosa otitis
y hasta una abuela bravucona en un camping… Pero nada que pueda importunar nuestro
apacible pedalear. Que excelente recomienzo, pues que así continúe!!!
Y que también podamos seguir encontrando gente
encantadora como Patricia y su familia, como Atenea y Gillian y Sarah, quienes
cruzando nuestro camino reconocieron la banderita mexicana y de forma
simpática, generosa y espontanea nos recibieron en sus casas. Las
estancias en familia, cortas pero sustanciosas, también nos llenaron de alegría el
corazón. Una sobre todo en Niza, con Marco, a quien no habíamos visto durante
casi un año y medio.
El paisaje nuevo comienza en la isla de Córcega.
Qué relieve y qué contraste de colores. Y quien dice relieve, dice cerros, colinas
y montañas, cuesta arriba y cuesta abajo, con nuestra multitud de kilos. Pero
nos encanta la aventura sube y baja; pues que venga!!! Y aguántenme otra
paliza!
A nuestra llegada a la isla, otro breve pero campechano
encuentro con quienes nos quitarían algunos kilitos de encima para regresarlos
a Brest: Gwenola y David. Gracias de nuevo chicos.
Unos pescaditos bien calientitos, pescados
por Christine y François, especialmente para nosotros, nos esperaban el Cabo de
Córcega (norte de la isla), en Centuri. El recorrido a desnivel que pretendía
sólo el encuentro, nos permitió saborear el rico pescadito, el paisaje y un
paseo marítimo para tomar un baño en el azul profundo del mar de Córcega. Qué
suerte la nuestra!!! Que nuestras gracias lleguen hasta Centuri.
La mejor manera de visitar la Isla de Córcega
es en bicicleta. Hay tanto pero tanto paisaje que los carros y las motos, sin
poderse parar como las bicis, apenas pueden ver un décimo de lo que un ciclista
puede admirar. La subida hacia el Verghio, un regalo; la escalada hacia las
quebradas de Piana, sublime pero entre Propriano y Bonifacio va de nuevo la
paliza!!! Un verdadero tormento para las pantorrillas.
Nuestro trajín nos arrojó el 30 de septiembre a Cerdeña, cuando el
periodo estival ha casi terminado. Encontrar un camping, no es cosa fácil. Una
noche, nada menos, la pasamos solitos los dos en un inmenso terreno. Ni propietarios, ni
excursionistas, ni caminantes, ni nadie. Ni siquiera un zorro ladrón, como los
que veíamos en Córcega. En Puerto Torres, el 6 de octubre, abordamos el último
barco del verano con destino a Barcelona.
Llegando a esta ciudad, comenzamos a buscar un
alquiler para pasar las fiestas de fin de año, en compañía de nuestros hijos.
Pero Barcelona no es una ciudad para alquilar por un ratito. La dificultad para
rentar por un corto periodo y los precios de los pequeños y medianos
departamentos nos motivaron fuertemente a continuar nuestra ruta hacia el Asia.
El 19 de octubre pasado, desde la ciudad de Valencia, tomamos un vuelo hacia Bangkok,
Tailandia.
Pero antes, vieno lo mejor, una semanita en Castellón de la Plana, con Camino, Luis
y su hija Paula. En los tres años que pasaron desde la última vez que les vimos,
se habían acumulado un mar de momentos por compartir. ¡Qué agradable sentirse
entre amigos! Gracias a ellos pudimos preparar nuestro viaje a Tailandia, y
también gracias a ellos nos deshicimos de otros kilos mas. A partir de ahora,
ni tienda de campaña, ni colchones, ni sacos para dormir, ni parrilla. ¡Inútiles
en Tailandia!!! Ufff, qué liberación!!! A Camino, quien nos llevó al
aeropuerto, casi le da el váguido durante el registro de nuestro equipaje, al
imaginar regresarse a su casa con sendos paquetes. El personal del aeropuerto,
tuvo que hacer varias llamadas para verificar que nuestras enormes cajas de
cartón conteniendo las bicis sin desmontar, podían pasar por los dos aviones
previstos para nuestro viaje con destino a Bangkok. Fueron largos los minutos
de suspenso, de estrés, de rezos y de reflexiones para tratar de encontrar
otras soluciones en el caso de que no pasaran. Nosotros tan contentos de haber
encontrado dichos cartones… Finalmente los dioses lo aprobaron y nuestros
cartones pasaron. Excepto por el escáner pero, para resolver el problema, la guardia
civil los abrió. ¡Y, todo en orden!!! Así que, alas, para qué las quiero!!! A volar.
Nosotros y nuestras bicicletas llegamos a
Bangkok en perfecto estado. Desde el 20 de octubre, henos aquí, de nuevo en el
Sur cálido, y también húmedo. Mama mía, a ver cómo nos va!!!
Lo nuevo por descubrir, acaba de comenzar.
Feliz continuación a todos!!!